El viernes que México ganó el Oro Olímpico en futbol tambien hubo fiesta en Acapulco, donde llegué con mi sumisa l.b. a pasar unos días. Estuvo lloviendo, pero también hubo ruidosas caravanas de autos y transeuntes festejando con bocinas y silbatos
Para ver el partido temprano, en el restaurante al que fuimos a desayunar pusieron un gran televisor en medio de la playa aunque la verdad nos interesaban más los ostiones, camarones y la deliciosa langosta a la plancha, mas las tradicionales picaditas rojas, con las que recuperamos la energia que usamos la noche anterior.
Esa aventura comenzó en un bar arrabalero donde estuve fajándomela en público mientras un costeno grandote con cuerpo de luchador y facciones indigenas bailaba desnudo sobre la barra y le ofrecia la verga a la esposa de un senor gordito que recibia caricias esporadicas de su compadre.
En otro antro vimos a una negrita de grandes tetas y rizos rubios despojarse de la faldita blanca que cubria su culo respingado para hacerse accesible a la boca de una flaquita con medias altas.
Luego regresamos al departamento... donde al otro día, después de un buen rato de nadar y una siestecita, la conduje por primera vez al subespacio durante una larga e intensa sesión privada donde la usé sin límite y la poseí del todo...
