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Dominar con el cuerpo

Me encanta jugar con los instrumentos y equipos que he reunido a lo largo de mis ya casi nueve años de practicante de BDSM… pero anoche decidí usar solamente mi cuerpo.

Vino a verme un extranjero que quedó prendido en uno de sus viajes, hace pocas semanas, y que la última vez que nos vimos quedó gratamente sorprendido con lo sensual que resultó mi aplicación de electricidad.

No es usual que yo acepte sesionar el mismo día, pero me había caído bien y decidí recibirlo después de pasar como tres horas en la compañía telefónica, analizando equipos entre los cuales finalmente elegí un iPhone que apenas voy a estrenar.

Dudé un poco si utilizaría nuevamente mi Erostek o algún otro de mis juguetes, incluso tomé por breves momentos un flogger de piel de conejo que traje de uno de mis viajes a San Francisco… pero lo dejé para seguir disfrutando la forma en que lo estaba dominando: sólo con el cuerpo.

Usé un minúsculo vestido rojo que resaltaba las curvas que mi caprichoso metabolismo me permite lucir estos días, y durante más de una hora lo forcé a besarme los brazos, las piernas, la espalda, lo agarré del cabello y lo hice morderme las nalgas a mi gusto, me paré sobre él y lo obligué a lamerme los pies, me restregué deliciosamente la entrepierna con su cabeza muchas veces, manipulé sensual y cruelmente sus genitales mientras lo inmovilizaba con mi cuerpo, me senté en su cara, y terminé vertiendo mi lluvia dorada en su frente.

Oh sí… ¡qué bonito!